Síntomas del azúcar en sangre alta

Los síntomas de azúcar alta en la sangre se presentan en etapas y pueden desarrollarse gradualmente. En el caso de las personas que se encuentran en la fase inicial de la diabetes y aún no han sido diagnosticadas, puede haber ciertos indicadores que los llevan a buscar tratamiento médico. Al abordar los primeros síntomas, los pacientes reducen los riesgos de desarrollar otros problemas de salud a largo plazo causados por la diabetes mal controlada. A continuación le mostramos algunos signos a los que tiene que estar atento.

Aumento de la sed

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Si el nivel de azúcar en la sangre supera los 160, notará que sufre un aumento de la sed. Puede que tenga la boca constantemente seca y con un sabor amargo o desagradable. Si tienen diabetes y le ocurre esto, mida su nivel de azúcar en la sangre y esté atento a la presencia de cetonas en la orina.

Las cetonas son los ácidos tóxicos que quedan en el cuerpo cuando los músculos entran en modo de hambre. Si un paciente desarrolla tanto un alto nivel de cetonas como un alto nivel de azúcar en la sangre, puede acabar en un coma diabético causado por una afección conocida como cetoacidosis. Esta se manifiesta más comúnmente en aquellos con diabetes tipo 1.

Micción frecuente

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A medida que la sed aumenta, es probable que también necesite ir al baño con más frecuencia. Debe tenerse en cuenta que es vital para cualquier persona con diabetes, en particular la diabetes de tipo 2, beber una gran cantidad de agua. La diabetes de tipo 2 puede causar que la orina sea extremadamente ácida y, por ello, se formen cálculos en los riñones. Manteniendo un nivel saludable de azúcar en la sangre, entre 90 y 160, y estando hidratado para que los riñones estén sanos, podrá evitar estas complicaciones renales.

Sin embargo, orinar con frecuencia puede ser un signo revelador de que los niveles de azúcar están peligrosamente altos. Por lo tanto, si nota que orina muy seguido, mida sus cetonas y comuníquese con su médico si estas están elevadas.

Problemas de concentración

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A corto plazo la hiperglucemia puede ocasionar fallas en la capacidad del cerebro para conectarse, causando así problemas de concentración. Por ejemplo, si un pensamiento aparece en la memoria a corto plazo, como un recado o una cita, los pacientes pueden tener dificultades para comprometer el pensamiento en la memoria a largo plazo. El alto nivel de azúcar en la sangre sobrecarga el cerebro con combustible y puede hacer que la persona se sienta dispersa o nerviosa.

Las consecuencias a largo plazo de los altos niveles de azúcar en la sangre son realmente angustiantes. Bajo una exposición constante al exceso de azúcar, los pacientes pueden sufrir atrofia cerebral, lo que afecta su capacidad no solo para pensar con claridad, sino también para regular sus emociones y responder lógicamente a los desafíos y tensiones. Los niveles altos de azúcar en sangre también pueden contribuir con la demencia vascular, una afección que surge cuando el cerebro se ve privado de ciertos nutrientes debido a la obstrucción de pequeños vasos sanguíneos.

Visión borrosa

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Los niveles elevados de azúcar en sangre también pueden dañar otros tejidos. A largo plazo el bloqueo del flujo de sangre a la retina puede ocasionar retinopatía diabética. Muchos diabéticos no saben lo riesgoso que es padecerla.

A corto plazo causan la visión se vuelve borrosa y esto puede hacer que las actividades diarias, como conducir un coche o manipular objetos afilados o calientes sean una tarea peligrosa y más complicada de lo normal.

Aumento de la fatiga

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Además de sentirse agotados porque su cuerpo simplemente no está funcionando eficientemente debido a la diabetes, los pacientes experimentan el aumento de la fatiga debido al alto nivel de azúcar en la sangre. Esto sucede de varias maneras. En primer lugar, se ralentiza la circulación, lo que significa que las células no reciben el oxígeno y demás nutrientes necesarios de manera oportuna, lo que obliga al cuerpo a trabajar de más y provocar fatiga.Por otro lado, la hiperglucemia también puede generar inflamación, lo que provoca que los monocitos, un tipo de célula inmune, entren al cerebro. El resultado final de esto, como muchos sospecharán, es la fatiga. Los pacientes también pueden despertarse con más frecuencia durante la noche debido a problemas asociados con el azúcar alta en la sangre, lo que hará que se sientan más cansados de lo normal al día siguiente.

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