Señales de alerta del cáncer peritoneal

Para quienes sufren de cáncer peritoneal es vital saber qué medicamentos usar y cómo encontrar el indicado. El cáncer de peritoneo ataca el peritoneo, una membrana que cubre el área que contiene el hígado y los órganos digestivos y reproductivos. Es muy poco común, ya que sólo afecta a seis de cada millón de personas; más mujeres que hombres. Los individuos de más de cincuenta años tienen mayor riesgo de este tipo de cáncer, así como los portadores de los genes BRCA1 y BRCA2. El diagnóstico se hace a través de pruebas de sangre e imágenes, así como biopsias y laparoscopias. El tratamiento generalmente incluye cirugía, radiación o quimioterapia, o una combinación de las tres. A muchos no se les diagnostica la enfermedad hasta después de haber pasado las etapas de tratamiento.

El conocimiento de las señales de alerta puede ayudar a que se realice un diagnóstico rápido y aumenten así las posibilidades de recuperación.

Pérdida del apetito

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La pérdida repentina y constante del apetito es un signo de advertencia del cáncer peritoneal. Se cree que está asociada con un cambio en el metabolismo causado por el tumor canceroso. La falta de deseo de alimento también puede ser causada por el tumor que obstruye los procesos y las áreas asociadas con la digestión. Un individuo con cáncer peritoneal puede simplemente experimentar falta de deseo por la comida o pérdida de apetito acompañada de náuseas, vómitos, diarrea y otros problemas de digestión. La falta de deseo por la comida es un síntoma muy común no sólo para el cáncer peritoneal sino también para otros tipos de cáncer.

Pérdida o aumento de peso inexplicables

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Uno de los primeros signos de advertencia que pueden notar los individuos diagnosticados es la pérdida o el aumento inexplicable de peso. Si bien es normal que el peso fluctúe en unas pocas libras, los pacientes con cáncer peritoneal a menudo pierden un cinco por ciento o más de su peso rápidamente y sin una causa aparente como haber hecho dieta o el ejercicio. La pérdida de peso puede estar asociada a la falta de apetito provocada por el cáncer también como a otros síntomas que afectan al sistema digestivo y gastrointestinal, como náusea y diarrea. Se cree que el aumento de peso se atribuye a una falta general de energía que conduce a una reducción de la actividad física y también a un cambio en el metabolismo del cuerpo asociado con la ubicación del cáncer.

Distensión abdominal o cólicos

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Las personas con cáncer peritoneal pueden experimentar hinchazón o cólicos abdominales, que pueden manifestarse como una pequeña molestia o como un dolor intenso. Se cree que la hinchazón y los cólicos son el resultado de un exceso de líquido acumulado en el abdomen. Estos molestos síntomas pueden estar acompañados de otros problemas digestivos como gases, acidez estomacal e indigestión. Si bien los calambres y la hinchazón por sí mismos no son necesariamente un motivo de preocupación, las personas que experimentan hinchazón crónica o cólicos que no se alivian con medicamentos de venta libre, cambios en la dieta o ejercicio, acompañados de otras dolencias pueden requerir una consulta a un médico para realizar pruebas adicionales.

Diarrea o estreñimiento

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La diarrea o el estreñimiento son signos de advertencia común asociados con el cáncer peritoneal y otros tipos de cáncer. La diarrea y el estreñimiento también pueden ir acompañados de la incapacidad de controlar la actividad intestinal. El estreñimiento puede ser causado por la falta de una nutrición adecuada, como el agua y la fibra, debido a la disminución del deseo de comer. La diarrea puede provenir directamente del propio cáncer peritoneal y sus efectos en el cuerpo y el metabolismo. La mayoría de los individuos experimentan episodios poco frecuentes y de corta duración de diarrea o estreñimiento que pueden resolverse con un cambio en la dieta o en la ingesta de líquidos. Quienes experimenten un cambio en los intestinos que dure más de dos días acompañado de dolor abdominal y otros problemas digestivos deberán hablar con un médico.

Dificultad para respirar

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Los pacientes con cáncer peritoneal avanzado pueden experimentar falta de aliento, ya que a medida que el cáncer avanza causa ascitis, una acumulación de líquido en el abdomen. Esto hace que el abdomen se expanda y haga más presión sobre los pulmones. El cáncer peritoneal también reduce el conteo de glóbulos rojos en el cuerpo, que ayudan a transportar el oxígeno y otros nutrientes al corazón, el cerebro y los pulmones. La disminución de los glóbulos rojos hace que la cantidad de oxígeno transportada a los pulmones sea limitada y que se tenga una sensación de falta de aliento. La falta de aliento puede producirse durante los períodos de actividad física, como caminar o hacer ejercicio, o durante los momentos de descanso.

Náuseas y vómitos

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Las personas con cáncer peritoneal pueden experimentar náuseas y vómitos. Esta afección se produce en el tejido de revestimiento abdominal que cubre la vejiga, el recto y el útero, llamado peritoneo. Un tumor maligno que crece hasta ser de gran tamaño en el peritoneo puede hacer que los órganos de la cavidad abdominal se compriman. Si un individuo afectado come en exceso, puede experimentar náuseas y vómitos como resultado de una presión excesiva sobre los alimentos en el estómago. Además, el tumor puede expandirse tanto que acaba por obstruir completamente el intestino. Esta obstrucción impide que la parte sobrante de la comida digerida pase por ese punto del tracto digestivo. La acumulación de desechos causa un dolor intenso, náuseas severas, vómitos en grandes cantidades y puede provocar sepsis. Además, el movimiento de los alimentos puede ser frenado en el tracto gastrointestinal debido a la compresión de los nervios responsables de trasladar los alimentos a través del estómago y los intestinos. Este movimiento lento permite que las bacterias se colonicen en el estómago y/o el intestino delgado de manera inapropiada, lo que hace que la persona experimente náuseas y vómitos.

Fatiga

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La fatiga o el cansancio corporal es un síntoma que algunos individuos con cáncer peritoneal suelen experimentar. La fatiga que se produce debido al cáncer suele ser tan grave que altera la capacidad del paciente para llevar a cabo las tareas y responsabilidades diarias. Varios mecanismos contribuyen a la fatiga de los individuos con cáncer peritoneal. Los nutrientes se absorben de los alimentos consumidos a través del intestino delgado y luego se empaquetan y se envían al hígado para su posterior procesamiento. Los nutrientes vuelven a entrar en la circulación y se distribuyen a las células de todo el cuerpo para que puedan producir una forma de energía celular utilizable llamada ATP. Las células cancerosas, aunque no son funcionales ni beneficiosas para el cuerpo, siguen siendo células que requieren nutrientes para llevar a cabo sus procesos malignos. Las células cancerosas se multiplican rápidamente en número, lo que hace que más células compitan con las células sanas por los nutrientes absorbidos de la dieta. Las células cancerosas dejan poca energía para las células sanas que proporcionan la funcionalidad a las estructuras del cuerpo como los músculos y el cerebro. Además, las células malignas que crecen en el peritoneo pueden interrumpir los procesos hormonales normales del cuerpo que controlan el metabolismo y secretan citoquinas que inducen a la fatiga.

Micción frecuente

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Esta afección en el peritoneo puede hacer que el paciente experimente micción frecuente como una manifestación del cáncer. Un individuo sano suele vaciar su vejiga entre cuatro y ocho veces al día. Cuando la urgencia de orinar aparece repentinamente, las personas sanas suelen ser capaces de evitar que la orina salga de su vejiga hasta llegar al baño. Los médicos consideran que es micción frecuente cuando el individuo orina más de ocho veces al día. La vejiga es una estructura muscular en la parte baja del abdomen y la zona pélvica responsable de alojar la orina producida por los riñones hasta que esté lista para ser expulsada. Cuando hay poca o nada de orina en la vejiga, ésta se encoge en una forma algo aplanada y se expande a medida que entra más orina de los riñones. Una típica vejiga humana tiene la capacidad de contener entre dieciséis y veinticuatro onzas de orina. La necesidad real de orinar se produce cuando la orina ocupa alrededor de una cuarta parte de la capacidad de la vejiga. Sin embargo, los individuos que tienen un tumor canceroso en el peritoneo tienen menos espacio en su cavidad abdominal para que la orina se almacene. El resultado de este mal funcionamiento es una disminución de la cantidad de orina que la vejiga es capaz de contener. Como consecuencia, el paciente siente el impulso de orinar cuando se ha alcanzado un cuarto de su capacidad máxima.

Sangrado rectal

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La hemorragia rectal es otra señal de alerta del cáncer peritoneal. Hay algunos mecanismos que pueden contribuir a la aparición de este síntoma en los individuos afectados. Un tumor maligno que crece en el peritoneo puede comprimir los órganos de la cavidad abdominal y ejercer una mayor presión sobre las estructuras del suelo pélvico, incluido el recto. El aumento de la presión en esta zona, agravado por el mecanismo natural de la gravedad, puede hacer que los vasos sanguíneos en el área se inflamen, se hinchen y se llenen de sangre. Tales complicaciones en los vasos sanguíneos rectales pueden resultar en la presencia de sangre en las heces o alrededor de la región anal. Además, un tumor canceroso que crece en el peritoneo puede estar cerca del colon y el recto. La proximidad al crecer el tumor puede provocar la infiltración de células cancerosas en el intestino o el recto. Los tumores cancerígenos en el intestino o el recto causan daño en el revestimiento. Esto puede causar que los pequeños vasos sanguíneos se revienten y que la sangre se filtre en las heces.

Derrame pleural

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El derrame pleural es otro síntoma que afecta a quienes tienen cáncer peritoneal. El derrame pleural ocurre cuando se acumula un exceso de líquido entre las membranas que cubren y protegen los pulmones de una persona. Un individuo sano tiene una pequeña cantidad de fluido que permanece entre la pleura para lubricar el área y ayudar a la respiración. Sin embargo, los individuos que tienen un crecimiento maligno en su peritoneo pueden experimentar una acumulación excesiva de líquido rico en proteínas en la pleura. Este síntoma ocurre cuando las células malignas se infiltran en los vasos linfáticos y los ganglios linfáticos en las regiones del abdomen y el pecho. Los nodos y vasos linfáticos son responsables de absorber el líquido de los tejidos alrededor del cuerpo cuando hay excesos. No obstante, las células malignas pueden obstruir el proceso de absorción de fluidos y la circulación linfática en ciertas partes del cuerpo afectadas. Cuando el cáncer peritoneal tiene este efecto en el pecho y la región abdominal, el líquido comienza a acumularse en los tejidos cercanos como la pleura porque no tiene adónde ir. El derrame pleural en pacientes con cáncer peritoneal es especialmente indicativo de una etapa más avanzada de la enfermedad.

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