Principales signos de advertencia del herpes
El herpes es un problema bastante doloroso. Es una infección viral, derivada del virus de la varicela-zóster, que también causa varicela. Si bien la varicela se contrae una vez, el virus permanece inactivo en el sistema durante años y puede reaparecer en forma de herpes. Los peores síntomas tienden a durar aproximadamente de dos a cuatro semanas. Sin embargo, en algunos casos, los primeros signos de advertencia se desarrollan antes de que se produzca el sarpullido doloroso y molesto.
Desafortunadamente, no existe una cura para el herpes. No obstante, existen tratamientos para aliviar los síntomas. Típicamente, los pacientes necesitarán tomar medicación antiviral, ya que esto ayudará a reducir las complicaciones e, idealmente, a acelerar el proceso de curación. Las inyecciones de corticoesteroides, los agentes anestésicos, los anticonvulsivos y los analgésicos recetados permiten reducir el dolor que los pacientes experimentan. Por supuesto, muchos pacientes optan por recurrir a algunos de los diversos remedios naturales para el herpes, como las compresas frías y los paños húmedos sobre la erupción.
Quemazón, hormigueo y picazón
Aunque algunas áreas son más comúnmente afectadas que otras, el herpes puede aparecer en muchas partes del cuerpo. El ardor, hormigueo y picazón en el cuerpo es a menudo el primer síntoma en aparecer, ya que la sensibilidad del paciente al dolor aumenta debido a la afección. Esta molestia sorda es la que hace que los pacientes con herpes experimenten picazón y ardor. Algunos pacientes sentirán un hormigueo sordo, mientras que otros experimentan dolor agudo. Es crucial buscar atención médica independientemente de la zona afectada. No obstante, cuando los síntomas se manifiestan en el rostro es recomendable buscar atención médica de inmediato. Por lo general, una vez que este dolor sordo inicia, le sigue la aparición de un sarpullido en la superficie de uno a tres días después.
Dolor de cabeza intenso
El herpes puede causar dolores de cabeza parecidos a las migrañas en términos de gravedad. Algunos experimentan "jaquecas" agudas que, a menudo, se comparan con una sensación punzante. Esto se debe con frecuencia al dolor resultante de los nervios craneales. Un dolor de cabeza provocado por el herpes también puede resultar en dolor alrededor de los ojos u oídos. Muchas personas suelen confundir esto con un ataque de migraña.
Si bien hay otros signos de advertencia asociados con la aparición del herpes que acompañan al dolor de cabeza, no deje de consultar a su médico si sospecha que puede tener migrañas. Un especialista podrá realizarle las pruebas correspondientes, hacerle preguntas adecuadas para determinar la causa de las molestias y recomendarle el tratamiento apropiado.
Entumecimiento
El entumecimiento es también un signo de advertencia común del herpes. Sin embargo, algunos individuos pueden esperar lo opuesto, ya que se sabe que el herpes es una afección dolorosa. A medida que se desarrolla el virus, se produce inflamación debajo de la piel y el sistema nervioso del paciente se ve afectado. A medida que el virus se activa, viaja por las fibras nerviosas hasta llegar a la piel.
En muchos casos, los nervios sensoriales se hinchan y se dañan dentro de un área localizada. Este daño es lo que resulta en el entumecimiento, el hormigueo y el ardor que muchos pacientes con herpes experimentan. Algunos hasta desarrollan una forma de neuropatía, también llamada daño nervioso, después de que la erupción disminuye. Las personas que experimentan dolor o entumecimiento persistente deben consultar a su médico para elaborar un plan de tratamiento.
Fiebre alta
Cuando el herpes comienza a desarrollarse y los primeros síntomas aparecen, muchos pacientes experimentan fiebre de cien grados Fahrenheit o más. Además, quienes padecen herpes suelen tener escalofríos antes de que se manifieste el sarpullido en la piel. Esto les causa una sensación de fatiga y agotamiento.
Tener fiebre es un buen indicador de que el sistema inmunológico está tratando de combatir una infección o un virus. El cuerpo eleva naturalmente su temperatura porque ciertos virus y bacterias no pueden sobrevivir a temperaturas más altas. Una vez que la temperatura del individuo supera los 100,4 grados Fahrenheit, se considera médicamente significativo.
Síntomas similares a los de la gripe
Muchos pacientes que tienen herpes zóster experimentan una sensación general de "malestar", que incluye síntomas como náuseas. En algunos casos, las personas afectadas piensan que están incubando una gripe. Sin embargo, cuando algunas de las otras señales de advertencia aparecen junto con síntomas como los de la gripe, el herpes puede ser el verdadero culpable.
Aunque las náuseas y el malestar estomacal son bastante comunes, los pacientes también pueden sentir dolor. Antes de que aparezca el sarpullido, algunos individuos experimentan un dolor muscular sordo. Para los pacientes ancianos, este dolor puede ser tan severo que interfiere con las actividades diarias, obligándolos a permanecer en cama.
Erupción roja y ampollas
El sarpullido asociado con el herpes es distinto de otros más comunes por lo que no debería ser difícil de reconocer. Un sarpullido de herpes consiste en un montón de ampollas llenas de líquido. El sarpullido rojo y las ampollas son a menudo muy dolorosos y causarán una gran incomodidad. Típicamente, el sarpullido del herpes se localiza en un solo lado del cuerpo. El virus del herpes afecta más comúnmente las raíces nerviosas de la espalda, el cuello, el pecho o las nalgas, así que estas áreas son las que más comúnmente se encuentran en este tipo de erupción. Sin embargo, puede aparecer en cualquier parte del cuerpo. Las ampollas de un sarpullido de herpes deberían formar costras en un periodo de diez días. En dos semanas, las ampollas deberían desaparecer por completo. Si el sistema inmunológico de un paciente está debilitado, las ampollas de la culebrilla pueden tardar más en sanar.
Sensibilidad al tacto
La sensibilidad al tacto puede ser otro signo de advertencia del herpes. Como este último suele ser muy doloroso, hace que algunos pacientes se vuelvan más sensibles al tacto. Algunos, hasta sienten dolor si alguien les da una palmada en la espalda. Otros están tan sensibles al dolor que el viento que golpea su piel o la sensación de su camisa rozándoles la espalda es suficiente para causar un dolor significativo. Si bien es poco problable, se puede tener herpes sin que aparezca el sarpullido característico. Así que, si los individuos notan que su piel es mucho más sensible, deberán consultar a un médico. Incluso sin el sarpullido, es esencial que se trate el herpes para evitar daños en los nervios, al igual que otras complicaciones.
Sensibilidad a la luz
El aumento de la sensibilidad a la luz podría ser un indicador de que un individuo tiene herpes. La sensibilidad puede ser a cualquier tipo de luz, o los pacientes pueden notar que son más sensibles a ciertos tipos de luz, como las luces fluorescentes, la luz solar, o incluso los faros del carro al conducir de noche. A menudo, la sensibilidad a la luz puede manifestarse como el comienzo de un fuerte dolor de cabeza, por lo que las primeras etapas del herpes se confunden a menudo con un ataque de migraña. Incluso los dolores de cabeza con sensibilidad a la luz no suelen ser suficientes para diagnosticar el herpes a tiempo, por lo que es crucial que se hable en detalle con el médico y se identifiquen los síntomas.
Fatiga inexplicable
La fatiga o el agotamiento inexplicables también pueden ser un signo de herpes. La fatiga es más que sentirse cansado. Cuando un individuo se siente fatigado, nota una disminución en sus niveles normales de energía. De hecho, no son capaces de mantener el nivel de vigor necesario para completar las tareas, como ir a la tienda de comestibles, consideradas rutinarias para ellos. La fatiga significativa e inexplicable también puede afectar la motivación de un individuo para abordar diferentes tareas. A menudo, el síntoma de fatiga inexplicable se presentará antes de la aparición del sarpullido. Si las personas notan que se sienten muy cansadas y no han cambiado nada en su rutina o no pueden identificar una causa específica, deben hacer una cita con el médico. Cuanto antes puedan diagnosticar el herpes y comenzar el tratamiento, mejor.